Sinopsis
Han pasado solo unas semanas
desde que Van descubrió un secreto mágico: que los deseos realmente pueden
hacerse realidad y que una sociedad misteriosa llamada los Coleccionistas nos
protege de las terribles consecuencias que incluso el más mínimo deseo puede
acarrear. Van sabe muy bien cómo los deseos pueden salir mal: su madre se está
recuperando de una pierna rota, su amigo Pebble ha sido robado por el malvado
coleccionista de deseos, el señor Falborg, docenas de criaturas peligrosas
llamadas Devorasueños han escapado al mundo, y el mismo Van casi ha muerto, dos
veces, todo por culpa de los deseos.
Cuando a la madre de Van se le ofrece un puesto en
la famosa Fox Den Opera, ubicada en el tranquilo y hermoso bosque a unas pocas
horas al norte de la ciudad, ella se lleva a Van con ella, con la esperanza de
que este sea un hogar más seguro para su familia de dos. Pero Fox Den es el
hogar de un antiguo Devorasueños, una criatura poderosa con la capacidad de
conceder deseos que tienen consecuencias catastróficas; un devorador de deseos
que al señor Falborg le encantaría tener en sus manos. Van deberá unirse a los
Coleccionistas y encontrar una manera de detenerlo antes de que pida un deseo
que deje al mundo sumido en el caos.
Opinión personal
Que fantasía de libro.
Unos días después de lo sucedido en el final del
primer libro, volvemos a encontrarnos con Van Markson, esta vez solo. Piedra se
ha ido y los coleccionistas no dan señales, así que Van pasa los días en casa
de los Grey, muy a su pesar. Pero no por mucho tiempo.
Tras un incidente que hace pensar a su madre, que
sobre ellos pesa alguna especie de maldición, un viaje inesperado a La agencia
urbana de recolección y una misteriosa postal abandonada, la vida de Van va a
dar otro pequeño pero nada agradable giro. Ingrid Markson decide que la ciudad
no es un lugar seguro, que sus vidas serán más tranquilas en la Ópera Fox Den,
donde todo alrededor es bosque.
Pobre Ingrid, no sabe que equivocada está, porque
en ese bosque hay una mansión laberíntica llena de objetos preciosos, cajas
cerradas, un hombre pulcramente vestido de blanco, una niña con los ojos del
color de los centavos llenos de verdín y un pozo con una criatura milenaria.
Con un toque mucho más oscuro que en el primer
libro de Los devorasueños, esta continuación nos trae de vuelta a esos
personajes tan carismáticos, en un nuevo lugar con una ambientación
maravillosa. Una narración ágil e impecable que nos mete de lleno en una
historia en la que un Van con las ideas un poco más claras lo dará todo para
ayudar y proteger a la gente y criaturas que le rodean.
Poco más de 250 páginas que son una exquisitez
para todo amante del Middle Grade fantástico, un libro de los de no soltar
hasta haber terminado.
Enamorada de la historia, de las criaturas, de los
coleccionistas, de Van y Piedra y, sobre todo, de Barnavelt, que me ha sacado
sonrisas y casi lagrimitas durante toda la lectura.
Si Jaqueline West tiene pensado seguir con más
libros de Los devorasueños, iré a por ellos de cabeza y si decide dejar a estos
personajes y crear otros en mundos nuevos, de cabeza que iré también.
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